Pregunta: Cuando vamos al casino, mi esposa va de inmediato a las tragaperras con botes progresivos y se sienta allí durante horas, jugando con la apuesta máxima y esperando a convertirse en millonaria de repente. Han pasado más de dos décadas desde que nos casamos y jamás se ha ganado un bote; siempre regresa a casa sin nada. ¿Hay alguna manera de hacerle ver que esto no vale la pena?

Muy pocos entran a un casino esperando perder su dinero; todos sueñan con tener un día afortunado y convertirse en ganadores. La mayoría de las personas son felices si simplemente se van con más dinero del que tenían al llegar, así sean unos cuántos dólares. Sin embargo, un grupo reducido de jugadores, como tu esposa, lo quieren todo o nada.

Lamentablemente para este tipo de jugadores, los casinos están hechos de tal manera que es fácil irse con nada, pero casi imposible conseguir un gran bote. Ganar un bote progresivo de varios millones de dólares es casi tan improbable como ganar la lotería. Incluso conseguir un bote más pequeño de $10.000 es algo que pasa solo una vez en la vida (si es que ocurre).

Apuesto a que tu esposa está perdiendo todo su dinero tratando de alcanzar las estrellas y probablemente tampoco se esté divirtiendo. Es una pena, ya que jugar en un casino debe tratarse principalmente de pasar un buen rato, mientras que ganar dinero puede ser algo maravilloso, mas no esencial.

Si tu esposa quiere liberarse del hábito de arriesgarlo todo para ganar y divertirse más en el casino, tiene que aprender a poner límites razonables tanto a sus ganancias como a sus pérdidas. Además de poner un límite de pérdidas, también debe aprender a fijar una meta alcanzable y entender que no hay nada de malo en irse con algunos cientos de dólares más en el bolsillo.

Los casinos prosperan debido a que le hacen creer a los jugadores que están a un paso de volverse millonarios y que el próximo giro de ruleta o lanzamiento de dados será el que cambie sus vidas. Por supuesto, esto no es cierto, aunque puede ser algo muy difícil de recordar una vez se esté jugando. Al poner límites y metas razonables, tu esposa podrá disfrutar mucho más el casino y también tendrá mayores oportunidades de ganar. ¿Quién sabe? Quizás al final consiga ese bote cuando menos lo espere.